Esta es la manera más triste de empezar con la serie de posts sobre Bergen, Noruega, que estoy preparando. Necesitas analizar tus palabras para no decir obviedades como casi todas las frases que decimos cuando le damos el pésame a alguien.
Todos sabemos ya qué ha pasado en Oslo, que sin sentido son estos hechos y cómo seres humanos que disfrutamos de la diferencia, del conocimiento del otro, sufrimos por el golpe a la confianza en el prójimo que tenemos que encajar a partir de ahora.
Me duele en lo hondo la pérdida de vidas, como a todos, y lamento que los noruegos van a tener que manejar la desconfianza y el miedo por bastante tiempo. Ayer, una buena amiga madrileña me comentaba que ella aún hoy se pone nerviosa cuando ve algo raro en el metro, tantos años después del 11M.
Aún así espero, casi estoy segura de que será así, que la bondad, la tranquilidad y simpatía serena con la que Noruega recibe a los que la visitamos siga siendo lo más bonito que se puede ver en un fiordo noruego… porque ¿sabíais que niños, abuelos y pandillas de amigos haciendo barbacoa lo dejan todo para saludarte cuando pasas en un barco cargado de turistas?
Gracias! dais lecciones de cómo recibir viajeros, reconozco que me emocioné con la bienvenida.
